domingo, 10 de febrero de 2013

...REFLEXIONES...



LOS IDEALES Y LA VIDA

Aunque parezca un tema filosófico, lo cierto es que, siendo seres racionales, con inteligencia, voluntad y libertad, somos a la vez responsables de nuestra vida, de nuestras actitudes y de nuestra relación social. Eso es lo que nos diferencia y nos coloca por encima del reino animal. Por lo tanto, es un tema vivencial y concreto.
Algunas circunstancias con las que nos provee la vida, algunas exitosas, y otras no tanto, como  las frustraciones, el dolor físico o espiritual, un accidente, la enfermedad o la muerte de un ser querido, nos inducen a tratar de tener en claro nuestros ideales, muy apareados al sentido de la vida, para evitar el vacío o el sinsentido. Nietzsche decía que “Cuando hay un porqué para vivir, se podrá superar cualquier cómo”.  Ayuda muchísimo en la vida el tener ideales o un Ideal claro, noble, atractivo y posible, para “conducir” o “tomar las riendas” de nuestra vida, evitando que otros la manipulen con intereses mezquinos o bastardos.
Es cierto que todos, en definitiva, buscamos la Felicidad, pero si la queremos hallar en valores falsos o perecederos, tarde o temprano sobrevendrá la frustración o la desilusión, con el consiguiente sufrimiento o desesperación.
Nuestra personalidad crece con el Ideal, y la vida adquiere valor, sabor y color. El Ideal da sentido y contenido a nuestros actos y a la respuesta que debemos dar a cada circunstancia, prevista o imprevista. Entonces estaremos obrando por convicción y no por instinto. Nos ordena para un determinado fin. Abarca un conjunto de ideas, preferencias y aspiraciones, pues un ideal sin ideas es no tener idea de lo que es un Ideal.
Tenemos una responsabilidad mayúscula, que es dejar el mundo un poco mejor de lo que lo hemos recibido, caso contrario nuestra vida habrá sido estéril, infecunda, intrascendente. Los talentos que hemos recibido, los tenemos que utilizar y multiplicar.
Convencidos de la necesidad de un Ideal para que nuestra vida tenga sentido, será beneficioso hacer el esfuerzo de detenernos para pensar o meditar en esto, aunque los ruidos externos e internos sean obstáculos. Será necesario jerarquizar los valores, ordenarlos desde lo importante a lo intrascendente, a fin de no ser arrastrados por las corrientes del consumismo, el hedonismo y el individualismo que nos acosan y hasta nos sofocan.
Más que dedicar tiempo a aquello que “esperamos de la vida”, será más positivo, motivador y alentador pensar qué es lo que podemos “dar a la vida”, a los seres queridos, a la sociedad, al mundo. Y así podremos comprobar, al finalizar nuestro recorrido, que “nos hemos realizado”.
Es cierto que nos hallamos en el tiempo en el que “se decretó la muerte de los ideales”, afirma el sociólogo Zigmunt Baumann, y es por eso que “el ser humano se halla desesperadamente buscando el sentido de su existencia”. Esa crisis existencial es motivo para revalorizar la importancia de vivir con ideales motivadores, fundados en la verdad.
Historias recientes y actuales revelan el poder de los nobles ideales. Bástenos mencionar lo que lograron Mahatma Gandhi, M. Luther King, Nelson Mandela, Madre Teresa de Calcuta, Paul Harris y el Dr. Abel Albino, entre muchos otros anónimos que silenciosamente ofrendan su vida por una humanidad más digna y solidaria,  unida por los lazos de la paz y el amor.

Ricardo José Arnoldi
Rotary Club - Casilda



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